miércoles, 8 de diciembre de 2010

"22" PoEMas DiarIOs

Bueno, vamos con más poesía.
La verdad es que no me puedo autodifinir como amante de la poesía, ni mucho menos como conocedor de la misma. Me ocurre esto hasta tal punto, que me es muy dificil saber si una poesía es buena o mala, pero si puedo decir si me gusta o no, y eso va más allá de la calidad de la misma.
Por eso es que dejo este blog escrito por Mafalda Segués, el cual diariamente publica una poesía de su autoría.
Si les interesa o no la poesía es recomendable entrar y chusmear aunque sea un poco lo que tiene para contar.

Para leer poesía, aquí está el enlace: http://poemasdiarios-mafalda.blogspot.com/

Les dejo el "manifiesto poético" del blogger:

Cada palabra tiene vida propia, un origen, su casta, no hay dicción que se resista a aparecer en un poema, es su minuto de gloria, ¿Quién podría oponerse a tal dicha? Yo me niego a inhibirles de tal privilegio ¿Acaso soy omnipotente? Todas valen, todas cuentan, todas suman, y de aquí que me considero una poeta “botellera” o “chatarrera” de las grafías, metamorfoseo cualquiera de ellas por contexto, por declamación, por matiz, por entusiasmo, por decadente, por lánguida, por larga, por desuso, incluso por clemencia en algunas ocasiones, es un acto irreflexivo, hay cabida y recipientes para todas, debidamente ordenadas por el color de su prosodia. Hay que adaptarse a los medios, al mundo, a la peripecia de la necesidad de la esencia por dilucidar los sentimientos que el vivir en estos tiempos de caos nos provoca el transitar diario. Optimizar los recursos, cuidar o descuidar sus formas y raíces, innovar, creando nuevas plantas de reciclaje para poder percibir con exaltación casi insultante y merecida cada verso, verbos, sustantivos, adjetivos, adverbios……, un carro lleno de quimeras expectantes, ecopoesía sin modismos y sin pretender mas nada que sorprender a los sentidos, que no es poco.


Y uno de los poemas que me gustó:

Domingo 28 DIVAGACION VI

Quiero ser el crepúsculo de cada noche
y despertar con vos el resto de mis días,
soy el títere de mis propias veracidades,
una sombra chinesca agradecida
por no ser antojo de un guión
ni de postulado de prostíbulo.
Tengo principios sin cuentas,
y amigos, los justos.

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